01/29/2017
En ocasiones, algunas personas que son atendidas por los psiquiatras no son quienes buscan la ayuda del profesional, sino que de una forma u otra algún allegado -normalmente un familiar- es quien toma la iniciativa.
Ahora bien, existen varias maneras de conseguir la ayuda que esa persona necesita, y ello dependerá en gran medida de la gravedad del caso en cuestión y de la predisposición del paciente.
Lo ideal siempre es conseguir que el paciente acuda a la consulta, instaurando un tratamiento -siempre que sea pertinente, por supuesto- y sin salir del entorno social habitual. Lógicamente, en estos casos el paciente debe prestar su consentimiento para acudir a, al menor, una primera consulta, relatar su problema y estar abierto a la opinión del profesional.
Sin embargo, los casos que motivan esta publicación son aquellos en los que es imposible la permanencia del paciente en el domicilio por la inestabilidad mental del paciente.
En mi experiencia en los Servicios de Urgencias, es habitual ver casos de patologías mentales que, cuando se descompensan, ocasionan serios problemas de relación con el entorno y que dificultan seriamente la convivencia, bien por conductas disruptivas (discusiones frecuentes, fugas del domicilio, cambio radical en el comportamiento, etc.), bien porque incluso el sujeto se torna más impulsivo y, con ello, en ocasiones también irascible.
En estos casos probablemente intentar conducir al paciente a una consulta de psiquiatría sea una opción poco realista y difícilmente resolutiva. Es cuando nos planteamos la opción del ingreso hospitalario.
Cuando se produce una descompensación en un trastorno mental y la conducta de quien lo padece cambia de tal modo que la convivencia es complicada y las discusiones están a la orden del día, no es extraño que tales discusiones acaben con una llamada al 061 y el traslado del paciente a un Servicio de Urgencias, donde será valorado por un psiquiatra. En otros casos la vía elegida por los allegados es la de la solicitud de una Autorización Judicial.
¿Qué es una Autorización Judicial?
La Autorización Judicial es un documento cuyo contenido es poco comprendido no sólo por los solicitantes sino también por parte del personal sanitario que no está habituado al mismo. En primer lugar, su solicitud debe realizarse en un Juzgado de Guardia, y a día de hoy se están emitiendo a todo aquel que la solicita sin que el paciente sea valorado inicialmente por una Comisión Judicial.
¿Y a qué obliga la Autorización Judicial?
Esta es la parte del contenido que no suele quedar claro a quienes la solicitan: simplemente obliga a los técnicos del 061 a trasladas al paciente a un Servicio de Urgencias, aún en contra de su voluntad, para ser valorado por un psiquiatra. Salvo que el texto diga nada más, esta es toda la finalidad de la Autorización Judicial.
Por tanto, el ingreso -incluso habiendo solicitado una Autorización Judicial- dependerá del criterio médico.
Si después de su exploración el psiquiatra decide que el paciente debe ser ingresado inmediatamente, aunque el paciente no esté de acuerdo que permanecer en el hospital, deberá ingresarlo de manera involuntaria.
No es extraño que, en algunas situaciones límites, las personas allegadas al paciente y ya saturados por los intensos problemas de convivencia, depositen sus esperanzas de mejorar la situación con un ingreso hospitalario en un centro psiquiátrico. Ejemplos de estas situaciones límites son las personas afectadas por un trastorno y que son agresivas en el ámbito domésticos y las personas con dependencia a tóxicos.
En el primer caso, aún a pesar de que el paciente padezca un trastorno mental, si está estabilizado del mismo y las conductas disociales son explicables por otra causa, el ingreso involuntario no sería procedente y quizás las medidas que haya que tomar para solucionar el conflicto sean de otro tipo y extrasanitarias.
En el segundo caso, las patologías adictivas sólo pueden tratarse con la autorización del paciente, por lo que los ingresos en estas situaciones siempre serán voluntarios.
Pero ¿qué implica realizar un ingreso de manera involuntaria?
Un ingreso involuntario supone privar de libertad a una persona y negarle su derecho a la autonomía personal. Y tanto la libertad como la autonomía son derechos fundamentales, cuya violación sin un motivo sobradamente justificado podría ser considerado un delito. De allí que los ingresos involuntarios estén tan supervisados desde el poder judicial: una vez ingresado el paciente de manera involuntaria, es valorado por un juez que confirmará la legitimidad de la hospitalización u ordenará el alta del paciente en caso de que se determine que ese ingreso es improcedente.
Tampoco hay que olvidar que, por otro lado, el propio paciente puede tomarse a mal la solicitud de la Autorización Judicial y el ingreso involuntario, culpabilizando a sus solicitantes y empeorando la quizás resentida relación con ellos.
Por tanto, en las situaciones conflictivas no es una decisión sencilla la de solicitar una Autorización Judicial y resulta imprescindible sopesar los pros y contras de esta medida, los motivos por los que se solicitan y las opciones que tenemos a nuestro alcance, y ante la duda siempre es recomendable acudir al profesional de referencia en busca de apoyo y asesoramiento.