01/20/2018
La ansiedad es, hoy por hoy, una de las causas de consulta más habituales a psicólogos y a psiquiatras. Y esto ocurre porque se trata de un problema en auge, aunque lamentablemente incomprensible para muchas personas.
Pero ¿qué es la ansiedad?
La ansiedad es una respuesta del propio organismo que aparece cuando nos encontramos ante estímulos internos o externos que percibimos como amenazantes. Esta sensación de ansiedad se acompaña de un sentimiento desagradable o de síntomas físicos propios de una excesiva tensión.
Así pues, podríamos definir la ansiedad como un estado mental que nos provoca inquietud e inseguridad.
Sentir ansiedad ¿es normal?
Siempre suelo decir que la ansiedad nos ha servido para adaptarnos a las circunstancias estresantes y sobrevivir como especie. Eso significa que ciertamente la ansiedad puede ser normal o adaptativa.
Si me encuentro en la selva y de repente me encuentro con un animal que sé que es un depredador, lo lógico es que sienta ansiedad, que sienta miedo. Sin esa respuesta no sería capaz de entender que corro una situación de riesgo y debo huir.
Lo normal, pues, es sentir ansiedad. ¡Raro sería que semejante peligro me hiciera sentir tranquila!.
Sin embargo, las personas que acuden a consulta por problemas de ansiedad, experimentan un nivel de inquietud mucho mayor del “normal”, sin una explicación aparente.
Cuando la ansiedad es patológica, lo que sucede es que por algún motivo interpretamos como amenazantes estímulos más bien banales e incluso habituales en nuestro entorno. En estos casos, la intensidad de la angustia aumenta y provoca un malestar muy llamativo; esto, como es lógico, no podemos considerarlo normal.
¿Cuál es la causa de la ansiedad?
A pesar de los múltiples estudios que se llevan a cabo con el fin de averiguar las causas de la ansiedad patológica, la ciencia aún no ha sido capaz de encontrar una respuesta clara y consistente.
Hasta donde nuestro saber alcanza, son varios los factores que colaboran en la aparición de este trastorno: la genética, el entorno en el que crecemos y nos desarrollamos, traumas, el estrés, etc. Por tanto, no hablamos de una única causa para la aparición de la ansiedad sino de un conjunto de razones que han de confluir.
La genética puede predisponernos a sufrir ansiedad, pero esta no aparecerá si además nuestro entorno y nuestras vivencias no terminan de inclinar la balanza.
Llegados a este punto, ¿cuáles son los síntomas de la ansiedad?
Siempre les digo a mis pacientes que “la ansiedad es una gran simuladora”. Y ello es así porque los síntomas que ocasiona son muy variados:
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Físicos: taquicardia, sensación de dificultad para inspirar aire, temblores, sudoración, náuseas, torpeza motora, mareos….
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Conductuales: sensación de peligro, inseguridad, merma de la autoestima, inquietud, agobio, hiperalerta, bloqueos, etc.
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Cognitivos: confusión, disminución de la capacidad para centrar la atención, afectación de la memoria.
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Sociales: dificultad para expresar las ideas o encontrar las palabras adecuadas para ello, irritabilidad, aislamiento, etc.
Así pues, si notas que experimentas varias de estas molestias, quizás haya llegado el momento de pensar qué se podría hacer para aliviar estos síntomas.