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¿Depresión estacional?

10/05/2018

La primavera y el otoño suelen ser las estaciones del año en las que muchas personas notan que su ánimo decae; esto es incluso más notable en aquellos que se encuentran recuperándose de una depresión, quienes suelen manifestar cierto retroceso en su evolución. Pero ¿esto es “normal”?

Trastorno afectivo estacional en otoño

¿Qué es el Trastorno afectivo estacional?

El trastorno afectivo estacional es un tipo de depresión relacionado con los cambios de estación; comienza y finaliza aproximadamente en la misma época cada año.

La mayor parte de los casos de trastorno afectivo ocasional tienen lugar durante el inicio del otoño y se prolongan durante los meses de invierno. No obstante, algunas personas notan que su ánimo tiende a decaer, más bien, hacia la primavera.

El tratamiento del trastorno afectivo estacional puede comprender fototerapia, medicamentos y psicoterapia.

Las personas que experimentan este tipo de depresiones siempre expresan que les suele ocurrir todos los años y en la misma época. Y precisamente por a alta probabilidad de recaida al volver la estación del año en la que se inicia la afectación, tomar las medidas oportunas para mantener la estabilidad resulta fundamental.

¿A qué se debe?

Las causas del Trastorno afectivo estacional aún no están del todo claras, y en general sólo podemos especular sobre los posibles factores desencadenantes del mismo en función de lo que clínicamente observamos en nuestros pacientes con mayor frecuencia:

  • Reloj biológico (ritmo circadiano): este trastorno es más frecuente en épocas del año en las que o bien hay un cambio llamativo en la duración del día o la noche, y con los cambios de hora. La disminución de la luz solar puede afectar al reloj interno: apreciamos que los períodos con poca luz solar con más breves y ello puede llevar a sentimientos depresivos. De hecho, los síntomas del trastorno afectivo estacional suelen aparecer hacia finales del otoño o principios del invierno y desaparecen durante los días más soleados de primavera y verano, si bien también pueden aparecer a finales de la primavera, mejorando durante los días más soleados del verano.

  • Niveles de serotonina: la serotonina es uno de los principales neurotransmisores involucrados en el mantenimiento y estabilización del estado de ánimo. Niveles más bajos de los esperados en el espacio interneuronal puede inducir a estados depresivos, y los cambios de estación pueden afectar a los niveles de serotonina disponible.

  • Niveles de melatonina: la melatonina es la sustancia que tiene mayor relevancia en la adaptación del cuerpo a los ciclos de vigilia y sueño, de allí que en los últimos años se empleen múltiples formas de melatonina sintéticas para el tratamiento inicial del insomnio. Los cambios de estación pueden conducir a problemas en la adaptación de estos ciclos, afectándose el sueño y el estado de ánimo.

¿Cuándo ocurre?

Es más frecuente en las estaciones de transición como son el otoño y la primavera. No obstante, en consulta solemos observar que la época en la que con mayor frecuencia aparece este trastorno corresponde con el final del otroño o principios del invierno, desapareciendo progresivamente a medida que los días se van tornando más luminosos; los casos que empiezan hacia finales de la primavera, si bien no nos son desconocidos, sí son más reducidos.

En general, son pocas las diferencias entre el trastorno en primavera-verano y en otoño-invierno, salvo por lo siguiente:

En otoño-invierno son más habituales: la anergia, el cansancio y las ingestas excesivas con incremento de peso.

En primavera-verano son más habituales: el insomnio, falta de apetito con pérdida de peso y la ansiedad.

¿En qué consiste?

En términos generales, el Trastorno afectivo estacional provoca los siguientes síntomas:

Trastorno afectivo estacional en primavera
  • Sensación de estado de ánimo bajo casi todo el día, todos los días.

  • Pérdida de interés en las aficiones habituales.

  • Sensación de poca energía.

  • Problemas en la conciliación del sueño.

  • Alteraciones en el peso (bien por incremento de las ingestas, bien por disminución del apetito).

  • Pereza

  • Problemas de concentración o memoria.

  • Sentimientos de desesperanza, inutilidad o culpa.

  • Pensamientos constantes sobre la muerte (en casos más graves).

¿Quiénes tienen mayores posibilidades de experimentarlo?

Como sucede en cualquier otro tipo de depresión, el Trastorno afectivo estacional es más frecuente en mujeres que en hombres, y su aparición es superior en adultos jóvenes respecto a los adultos mayores; así pues su aparición suele situarse sobre la adolescencia o adultos jóvenes. Además, este trastorno es más frecuente en adultos jóvenes que en adultos mayores.

Algunos factores que pueden aumentar los riesgos de padecer trastorno afectivo estacional son:

  • Episodios previos.

  • Antecedentes familiares.

  • Padecer un episodio depresivo mayor (en este caso los síntomas depresivos empeoran, teniendo la sensación de estar dando un paso atrás en el proceso de recuperación).

  • Trastorno bipolar.

  • Vivir lejos del ecuador.

¿Qué debo hacer si noto que mi ánimo varía según la estación del año?

Desde luego, el Trastorno afectivo estacional no ha de ser menospreciado desde el punto de vista clínico, ya que puede evolucionar y dar múltiples problemas. Por este motivo, no podemos desligar enteramente a este trastorno del resto de subtipos de depresiones.

Como cualquier otra depresión, el Trastorno afectivo estacional puede afectar en múltiples facetas de la vida cotidiana:

  • Retraimiento y aislamiento social.

  • Empleo creciente de sustancias tóxicas-

  • Aparición de otros trastorno de salud mental.

  • Pensamientos sobre la muerte e incluso en suicidio.

Como cualquier otro trastorno o enfermedad, la detección y abordaje precoz son fundamentales para prevenir la evolución y las complicaciones, especialmente si se aborda cuando los síntomas comienzan a aparecer.

Por tanto, si empiezas a notar que en las proximidades de un cambio de estación - especialmente en otoño o en primavera - la tristeza se vuelve una constante, abandonas poco a poco las actividades que antes de gustaban, tiendes a aislarte más socialmente y sufres alteraciones en el apetito, e incluso si empiezas a pensar más sobre la muerte (hecho que siempre resulta impactante y preocupante para quien lo experimenta) no dudes en buscar el apoyo de un profesional en Salud Mental, bien sea un psicólogo o un psiquiatra, para iniciar un estudio de tu caso y tomar las medidas necesarias que te ayuden a encontrarte mejor.