03/14/2020
Ya podemos hacer balance de la primera semana del decretado estado de alarma, y seguro que en estos primeros días has experimentado muchas sensaciones diferentes que varían desde la irrealidad y el estupor ante la necesidad de un aislamiento social colectivo, la ansiedad por la creciente ola informativa, la desazón por los datos de contagios, el miedo, la ira… Seguramente no paras de preguntarte si hay algo que puedas hacer para sobrellevarlo mejor.
Indiscutiblemente ha sido una semana complicada, en primer lugar porque probablemente nunca llegamos a pensar que en algún momento de nuestras vidas estaríamos sometidos a un aislamiento social colectivo; en segundo lugar, porque ha significado reorganizar completamente nuestro día a día, y eso no ha sido fácil en ningún caso ni para ninguna persona.
Todos estamos experimentando cómo los primeros días se afrontan con un optimismo y una fuerza, que por momentos puede flaquear. Las expectativas de lo que íbamos a poder hacer durante los días de reclusión quizás incluso eran excesivas: muchas personas aprovecharían para hacer una limpieza profunda de sus viviendas, otras iban a estudiar, otras tantas iban a ponerse al día con sus series favoritas… Todos, sin excepción, panificaban aprovechar este tiempo libre impuesto.
Pero ¿de qué depende que algunas personas sí puedan mantener este plan de ruta trazado de antemano, y otras no?.
No todos somos iguales ni nos comportamos igual ante las situaciones difíciles, eso es evidente. La clave para no caer en la desazón a medida que pasan los días de cuarentena pueden encontrarse en las siguientes conductas:
1) Entender el aislamiento:
En las condiciones en las que estamos en este momento de la pandemia, el aislamiento es una medida sobradamente necesaria. Incluso vemos cómo personas de países en las que aún no se ha convocado esta medida, están sometiéndose voluntariamente al aislamiento pues entienden que es un acto de responsabilidad personal y social: desconozco si estoy o no infectado; pero si estuviera infectado, tengo la capacidad de infectar a otras personas y de esa manera contribuyo a que el virus se propague. La solución es, pues, quedarme en casa y minimizar al máximo mi contacto con otras personas.
Pongamos un ejemplo:
Juan se infecta hoy, pero hasta dentro de 14 días no lo sabrá (no obtendrá un resultado positivo en el test de SARS-CoV-2)
Como Juan no sabe que se ha infectado, cree que está bien. Y cuando salga a la calle contagiará a tres personas; estas personas sabrán que están infectadas a partir de 14 días, siempre que tengan síntomas
Esas tres personas creen que están bien, y se van a la playa. En la playa contagian a otras tres personas cada uno, que no sabrán que están infectados hasta dentro de 14 días por lo menos
De ese grupo de trece personas infectadas, la mayoría serán asintomáticas; estas personas que nunca llegan a tener síntomas, continúan haciendo su vida con total normalidad, y cada día infectan a más personas. De los 31 infectados, muy pocos tendrán un cuadro respiratorio “leve”, y la minoría (mayores o jóvenes) tendrán un cuadro respiratorio muy grave que los llevará a una unidad de cuidados intensivos.
Y así, si cada infectado contagia –según el ejemplo– a tres personas más, al cabo de una semana tenemos a 1 903 personas contagiadas. Y si todas esas personas contagian nuevamente a tres, en dos semanas tendremos a 2 391 484 nuevas personas infectadas. Y así sucesivamente
¿Qué hubiera pasado si Juan hubiese cumplido con el aislamiento social?. Que nos habríamos ahorrado muchos, muchísimos, contagios.
Así que sí, el aislamiento social es de obligado cumplimiento, aunque en suponga la pérdida de libertades individuales y pueda resultar agobiante. Por eso no hay que perder de vista que se trata de una medida provisional. Y cuanto mejor cumplamos con el aislamiento, más rápido superaremos esta pandemia.
2) Evita ver las noticias todo el día:
El siglo XXI es la era tecnológica, de eso no cabe duda, y vivimos inter e hiperconectados. Esto debería hacernos ser un poco más cautos en el manejo de la información que nos llega a las manos, pues muchas veces los datos vuelan tan rápido que resulta imposible corroborar su autenticidad.
¿Quién no ha recibido a estas alturas… ?
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Audios de supuestos médicos de hospitales madrileños informando de la situación enlas UCIs.
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Capturas de pantalla de noticias, sin que conste en ella quién la redactó, la fecha de publicación ni el medio del que se obtuvo.
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Infografías de origen incierto.
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Mensajes de texto reenviados por WhatsApp.
¿Cuántas veces hemos corroborado que esos datos son reales: que ese médico del audio realmente es médico en ese hospital; que esa noticia de la captura de pantalla ha sido publicada popr un organismo oficial; el origen de las infografías; el autor original del mensaje de texto?. ¡NINGUNA!. Y sin embargo, le otorgamos validez, nos creímos la información, y la asumimos sin cuestionarla.
Cuando hacemos caso de todos estos datos (que algunos pueden ser ciertos, pero otros no) podemos estar cayendo en las manos de personas / empresas sin escrúpulos que buscan hacerse notar a través de las fake news, sin importarles que extender noticias maliciosas y alarmistas al final lo que crea es el pánico en la población.
Y lo único que se transmite mucho más rápido que el SARS-CoV-2 es el miedo
La imagen especular de ese sector de la población en pańico, es aquel otro sector que ha puesto en duda toda la información que le cayó en las manos y la ha puesto radicalmente en duda. Al final, este comportamiento también es peligroso pues se infravalora la peligrosidad de la amenaza que nos asola y asumen conductas de riesgo para ellos y para la sociedad.
Para evitar caer en el pánico ni en el escepticismo, es muy importante:
Limita tu contacto con las redes sociales a sólo unas muy pocas horas durante el día; o al menos, haz caso omiso de las publicaciones relacionadas con la pandemia.
Si quieres información, búscala en los organismos oficiales: Ministerio de Sanidad u Organización Mundial de la Salud.
Esta es la medida más eficaz para evitar la ansiedad y continuar viendo las cosas con perspectiva, sin acabar saturados y abrumados.
3) Haz deporte:
Los profesionales de salud mental siempre recomendamos la práctica de algún tipo de actividad física pues sabemos que ayuda a controlar los estados de ansiedad, produce mejor rendimiento cognitivo, mejora el estado de ánimo y ayuda a descansar mejor.
En otras publicaciones, tanto mías como de otros profesionales, hacemos mucho hincapié en la importancia de manenter una rutina durante los días de aislamiento que aún nos quedan por delante, y eso incluso la práctica de algún tipo de actividad, sea la que sea y dentro de las posibilidades que tengamos en nuestros domicilios y circunstancias familiares. Ahora más que nunca es muy importante mantenerse activo.
La recomendación de realizar algún tipo de deporte, en nuestras actuales circunstancias, van más allá de reducir la ansiedad y “matar el tiempo” de alguna manera. El deporte también constituye una manera de mantenerse ocupado y frenar los pensamientos intrusivos que la cuarentena poco a poco va depositando en nuestras cabezas; y es que una mente ocupada es una mente que no tiene tiempo para formular pensamientos pesimista.
Precisamente por lo beneficioso que resulta conseguir mantener una rutina de ejercicios, muchos entrenadores personales han abierto sus redes sociales y ofrecido planes de entrenamiento sencillos que se pueden realizar desde casa. Otros entrenadores ya se especializaban en rutinas deportivas que puedes hacer desde tu domicilio sin necesidad de equipación específica. Puede que este sea un buen momento para plantearte un reto personal. ¿Qué puedes perder?.
4) Mantén contacto con tus seres queridos:
Es fundamental tener claro que el actual aislamiento únicamente debería alterar la forma en la que nos relacionamos con las personas, no disminuir el contacto con nuestros seres queridos.
Echaremos de menos los besos y los abrazos de nuestros seres queridos, pero esto será temporal. Poder verlos y mantener conversaciones con ellos de manera regular, seguro que será un globo de oxígeno en medio de tanto estrés. Afortunadamente contamos con múltiples plataformas y suficiente tecnología como para que todos podamos disfrutar de un rato de compañía virtual de los nuestros.
Para aliviar la sensación de soledad o agobio por la cuarentena, lo ideal es que los contactos se produzcan de manera frecuente y desde el mismo inicio del aislamiento. Poder hablar y compartir nuestros sentimientos, es muy liberador.
5) Evita los bucles negativos.
Desde el inicio del estado de alarma he insistido mucho en que ahora más que nunca tenemos que proyectar los objetivos que nos gustaría cumplir durante estos días aislados, para que los vivamos como días productivos y no de completo tedio.
Y es que tener la sensación de que aprovechamos el tiempo para cumplir objetivos o sacar adelante tarea pendientes, nos ayuda a afrontar los días que tenemos por delante de una manera diferente, nos mantener entretenidos y nos proporciona una obligación. Y paralelamente, tener objetivos que cumplir durante las próximas semanas y centrarse en cumplirlos, es una manera de mantener la mente ocupada y escapar de los bucles negativos en los que es tan fácil caer cuando algo nos sobrepasa.
¿Y de qué clase de objetivos te hablo?. Eso depende de las posibilidades y de los gustos de cada uno de nosotros. Algunas personas son lectoras voraces y se quejan de no tener tiempo en su día a día de leer la cantidad de libros que tienen apilados en su mesilla de noche, ¡pues esta es tu oportunidad!. Algunas personas querrían aprovechar un poco más el tiempo para preparar nuevos platos de comida, ¡pues este es un buen momento! (incluso quizás puedas colgar fotos en tus redes sociales de los platos maravillosos que has creado, y tu casa – pasada la cuarentena – se convierta en el punto de encuentro para cenas entre amigos los domingos). Otras personas quizás tienen entre sus planes pendientes una limpieza a fondo del trastero, ¡ahora quién te lo impide!.
Al final, de lo que se trata es de dar un sentido a estos días parcialmente ociosos y tratar de sacar algo bueno de ellos. Y que el balance positivo sea el que más pese.
Al final, de lo que se trata es de dar un sentido a estos días parcialmente ociosos y tratar de sacar algo bueno de ellos. Y que el balance positivo sea el que más pese.