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Cuando un ser querido se va: el duelo

04/24/2020

Hay muchas maneras de empezar esta publicación, pero creo que muy pocas son acertadas o están a la altura del tema que voy a exponer a continuación: el duelo por la pérdida de un ser querido, y más en especial cuando esta ha tenido relación con el COVID-19

Después de cada noche habrá un nuevo día

Las consecuencias de esta pandemia son muchísimas, tanto a nivel individual (el aislamiento social, la soledad de muchas personas, la creciente ansiedad e incertidumbre, las dificultades laborales que está suponiendo, los múltiples cambios que está provocando en cómo nos tenemos que manejar en el mundo y cómo nos vemos obligados a relacionarnos, etc), como también social, económico y familiar.

Ya hace un par de años escribía una publicación sobre el duelo (El duelo: afrontando la pérdida de un ser querido) y ya comentaba que «tristemente, la pérdida de un ser querido es una de aquellas situaciones por las que todos tendremos que pasar más tarde o más temprano a lo largo de nuestras vidas. Y no todas las personas dejan en nosotros la misma huella; no es igual la muerte de la pareja, de un hermano, de un padre, de un amigo o de un vecino: el grado de vinculación que sentimos hacia cada uno de ellos es distinto, y eso marca en gran medida la profundidad del dolor».

Perder a alguien, es una experiencia que necesita ser compartida, acompañada, sostenida por abrazos, miradas compasivas, palabras de cariño, respetuosos silencios, … Todo esto hace que no nos sintamos solos ante el dolor. Pero la pérdida de un ser querido por COVID tiene varias particularidades que hacen que el proceso de duelo sea mucho más difícil: la imposibilidad de despedirse del ser querido y de poder expresar el dolor en la proximidad con los allegados, todo ellos debido al aislamiento.

¿Qué es el duelo?

El duelo es un proceso interno que se origina de la pérdida de una relación afectiva; no necesariamente tiene relación con la pérdida de una persona, también puede ser la pérdida de un trabajo, el cambio de vivienda, uan pareja… Y aunque se suele relacionar con un fallecimiento, el proceso del duelo implica la adaptación a un cambio importante en la vida del sujeto por una pérdida irreversible, sea esta del tipo que sea. Y qué tan intenso es el duelo depende de la vinculación afectiva que tenemos a aquello que hemos perdido.

Por supuesto, de lo que quiero hablarte hoy es del duelo normal o no complicado, que es el que en mayor o menor medida hemos sufrido todos al menos una vez en nuestras vidas. Y todo el que ha atravesado por un duelo puede dar fe de que, especialmente al inicio, es bastante habitual notar una especie de batiburrillo emocional e incluso conductas impropias de nosotros,

  • Los sentimientos más habituales, especialmente cuando el duelo es más agudo, son: tristeza, ira, culpa y remordimiento, ansiedad, soledad, fatiga, desamparo, shock, añoranza, emancipación, alivio, insensibilidad, incredulidad, confusión, preocupación, sensación de presencia, alucinaciones.

  • En cuanto a las conductas que se pueden observar en quien ha sufrido pérduda, es frecuente que se produzcan alteraciones del sueño, trastornos de alimentación, conducta distraída, retraimiento, soñar con el fallecido, evitar recordar al fallecido, buscar y llamar en voz alta, hiperactividad y agitación, llorar, visitar lugar o llevar objetos que recuerden al fallecidoo atesorar objetos que recuerden al fallecido.

En la superación del duelo es obligatorio conseguir aceptar la realidad de la pérdida (al principio siempre nos resultará una vivencia irreal); elaborar el dolor físico, emocional y conductual; adaptarse aun mundo sin el fallecido; y hallar una conexiónperdurable con el fallecido al embarcarse en una vida nueva.

El duelo normal o no complicado, abarca un amplio abanico de sentimientos y conductas que son normales después de una pérdida, y que de manera más inmediata son:

  1. Alguna forma de malestar somático o corporal
  1. Preocupación por la imagen del fallecido
  1. Culpa relacionada con el fallecido o con las circunstancias de la muerte.
  1. Reacciones hostiles.
  1. Incapacidad para actuar como antes de la pérdida (incluso se pueden llegar a desarrollar rasgos similares a los del fallecido en su propio canducta).

Las fases del duelo

El duelo se compone fundamentalmente de cinco fases, aunque los estudios más recientes demuestran que no siempre pasamos por todas ellas, y que no siempre se presentan en un mismo orden, pudiendo incluso solaparse.

  • Negación: Es bastante frecuente, especialmente cuanto más reciente ha sido la muerte, negarse a uno mismo que efectivamente hemos sufrido una pérdida importante. La negación no dejar de ser un mecanismo para defendernos: al intentar negar la evidencia, también minimizamos el dolor que nos asola.

  • Ira: Cuando pensamos en lo ocurrido, habitualmente nos enfadamos bien con nosotros mismos, con quien se ha ido o con la vida, por no haber podido evitar la muerte. Además, durante esta etapa es frecuente buscar la causa de la pérdida y aparece el sentimiento de culpa.

  • Negociación: Llegados a este punto, empezamos a continuar adelante a pesar del dolor, se buscan los pros y contras de la pérdida, intentamos conciliar la misma dentro de nuestro día a día.
Fases del duelo
  • Dolor Emocional / Depresión: El sentimiento preponderante en esta fase es la tristeza, incluso puede aparecer sintomatología depresiva que suele resolverse sin administración de trartamientos. Tomarse un tiempo para exponer los sentimientos que experimentando, bien hablándolos o bien por escrito, ayudará a aliviar la pena.
  • Aceptación: Es el momento final del duelo, cuando se asume la muerte como un hecho consumado e irremediable, es cuando cambiamos nuestra visión sobre la marcha de nuestro ser querido, cuando olvidamos lo malo y sólo nos quedamos con lo bueno de las experiencias vividas con nuestro afecto ausente.

Ahora hablemos sobre tu duelo:

Como ya decía en párrafos anteriores, el duelo es un proceso. Eso significa que no estás enfermo; si en estos momentos te encuentres angustiado, triste, iracundo, inestable, con sensación de irrealidad (incluso que parece que “esto no va contigo”), cansancio físico y psíquico, etc., tienes que saber que es totalmente normal. Y es mucho más importante de lo que parece insistir en esto, porque tú precisamente estás haciendo frente a muchos más cambios que el resto de personas que no han sufrido una pérdida durante la pandemia; y es que no podemos perder de vista que el propio estado de alarma, el confinamiento y las medidas de distanciamiento social que tenemos que practicar durante una larga temporada, han alterado por completo el mundo que conocemos hasta a saber cuándo; eso supone una pérdida, y todos atravesamos un duelo por esa pérdida, y en tu caso, has de adaptarte a ese “nuevo mundo” en ausencia de una o varias personas que eran muy importantes para tí. Nada de esto se asume de un día para otro, así que es lógico y comprensible que te sientas vulnerable.

Lo que hace que el duelo en confinamiento sea más duro es la falta de un último tiempo juntos:

  • No has podido prestarle a tu ser querido los últimos cuidados que te hubiese gustado.
  • Es probable que no hayas podido despedirte, ni cuando aún estaba en vida, y quizás tampoco en el tanatorio.
  • No has podido pasar un tiempo con esa persona mientras estaba enferma.

Si esa ha sido precisamente tu situación, entonces es perfectamente comprensible ¡y normal! que notes muchísima ansiedad: taquicardias, opresión en el pecho, nudo en la garganta, labilidad emocional, irascibilidad, desatención, aumento del cosumo de tabaco, etc. Y es que probablemente muchas preguntas y muchos recuerdos vienen a tu mente con demasiada insistencia.

Despedirse del ser querido que ya no está es uno de los primeros pasos (¡y de los más importantes!) para emprender el largo camino que será el duelo. Probablemente pienses que esta despedida ha de ser, forzosamente, presencial – desde luego, poder ver a nuestro ser querido una última vez, siendo conscientes de que es la última vez, tiene gran importancia para la persona que sufre la pérdida –, pero existen otro tipo de rituales de despedida que te pueden aliviar.

Los rituales de despedida son todos aquellos actos simbólicos a través de los cuales podemos expresar nuestro sentimientos hacia la persona que se ha ido para empezar a tomar consciencia del proceso de duelo al darte la ocasión de conectar con tu dolor para empezar a darle una nueva forma a esta pérdida. Los rituales de despedida no han de ser unos desconocidos para tí, pues los propios velatorios o los actos religiosos son tipos de rituales de despedida tremendamente populares, incluso de obligado cumplimiento; y precisamente, son rituales que en las actuales circunstancias son tremendamente difíciles de llevar a cabo.

Rituales en el duelo

1. Rituales de despedida personales:

Normalmente, los rituales pueden incluir actividades sociales como el propio velatorio, celebración de actos religiosos, etc. Este es otro inconveniente de la circunstancia que rodea a estos fallecimientos: la imposibilidad de realizar rituales de despedida con una apetura social, la imposibilidad de rodearnos del resto de nuestros seres queridos y allegados para poder hallar un consuelo de forma inmediata, teniendo que posponer estos actos de despedida.

Algunas formas de despedirte que puedes poner en práctica de forma personal, son:

  • Escribir unas líneas sobre la persona que ha fallecido, y compartirlas en tus redes sociales para tus personas más próximas. Quizás te apetezca hablar de lo mucho que ha significado esa persona para tí, los recuerdos que más se agolpan en tu cabeza en estos momentos, por qué era una persona especial… ¡lo que quieras y necesites decir!.

  • Escribirle una carta a esa persona, sin necesidad de publicarla y permitir que – de momento – la lean otras personas.

  • Crear un rincón del recuerdo en un lugar tranquilo e íntimo de tu casa, al que puedas recurrir cada vez que lo necesites, empleando para ello objetos que te recuerden a esa persona importante, cosas que le habrían gustado o que la representen, que compartieses con él/ella…

  • Crear un álbum o vídeo recopilando los momentos vividos que para tí tienen un significado más especial. Posteriormente puedes compartirlo, si lo deseas.

  • Puedes crear una caja de recuerdos en la que puedas almacenar aquellos objetos que sientas que te vinculan a esa persona de un modo especial.

2. Rituales de despedida sociales a distancia:

Hace varios párrafos te hablaba de lo integrados que están en nuestra cultura los rituales de despedida sociales, a través de los velatorios o las celebraciones religiosas. Y precisamente estos son los rituales que más se han visto imposibilitados por la pandemia: el virus que nos ha impedido estar con nuestro familiar en sus últimos momentos, es el mismo virus que no permite que me pueda rodear del resto de personas a las que quiero para que me brinden un poco de apoyo o consuelo. ¿Te das cuenta de lo importantes que son los rituales de despedida social?.

Afortunadamente incluso las tecnologías que pueden utilizar para aliviar este desconsuelo, sólo hay que ser un poco más “creativo”, si me permites el término.

  • Puedes organizar una especie de despedida grupal por videoconferencia, en la que los participantes puedan aportar el relato de sus vivencias junto al fallecido y compartir una bonitas palabras sobre lo que nos aportó en vida, una canción, un vídeo…. lo que se te ocurra, que te haga sentir bien y que creas que a esa persona le gustaría. Incluso, si eres creyente, quizás puedas oficiar una ceremonia a distancia.

  • Puedes dedicarle unas palabras en tus redes sociales, de modo que las personas de tu entorno conozcan la noticia y también tengan ocasión de hacerte llegar sus condolencias y expresar sus sentimientos.

  • Puedes recurrir a otro tipo de rituales o actos simbólicos, como dejar volar globos, hacer una donación a alguna causa que persiguiese, etc.

Es importante permitir que todas las personas con relación con el fallecido participen de los rituales, que puedan saber cómo te sientes, y que se les de la ocasión de expresar sus sentimientos. Eso incluye a las personas mayores, a los niños y a las personas con discapacidad (de estos últimos te hablo en el post Acompañando en el duelo

¿Qué puedo hacer yo por mí mismo?:

Sí, es cierto que estás en un momento de un inmenso impacto emocional y que probablemente te sientas completamente inestable, roto interiormente en pedacitos minúsculos. A veces te costará mucho esfuerzo sentirte conectado con lo que ocurre a tu alrededor, te embargará – sobre todo al principio – la sensación de irrealidad, te verás agobiado por una gran cantidad de preguntas sin respuesta y una inmensa rabia y dolor. Y eso es absolutamente normal. Durante una temporada te sentirás que caminas entre dos aguas, muy difíciles de congeniar; por eso es tan importante darte tu tiempo

Sin embargo, también debes procurar hacer una serie de cosas por tí mismo, para cuidarte. No siempre te vas a encontrar mal, ¡te lo aseguro!; poco a poco irás encontrándote a tí mismo y volverás a encontrar tu lugar, pero mientras eso ocurre, debes intentar seguir unas pautas muy simples:

1. Pautas físicas

  • Come e hidrátate

  • Descansa

  • Escucha tu cuerpo: si necesita descansar, no te esfuerces. El duelo es agotador.

  • Intenta hacer ejercicio físico.

  • Intenta realizar alguna actividad física creativa: escribir, dibujar, manualidades, jardinería…

  • No abandone tu autocuidado: dúchate, aséate, cepíllate los dientes, cambiate de ropa…

  • Deja que te de un poco de sol en la cara.

2. Pautas emocionales-relacionales

Durante el duelo estarás experimentando sensaciones y emociones muy variadas y sobre todo intensas, especialmente las primeras semanas después de recibir el golpe de la tragedia.

Pasando por el duelo

Los primeros días tras la pérdida habrás recibidio un aluvión de llamadas y mensajes para transmitirte condolencias y preguntándote cómo te encuentras. Habrá llegado un momento en el que desjaste de escuchar porque quieres (¡necesitas!) poder poner un poco de distancia entre lo que ha ocurrido y como te estás sientiendo. Y es normal. No tengas miedo de reclamar tu espacio y tu necesidad de que te dejen solo un momento. No pasa nada si no quieres hablar de todo con todos; lo importante en estos momentos es que te centres en recomponerte, es que consigas reconectar con la realidad, que poco a poco vayas progresando en tu duelo. Y a veces tendrás deseos de hablar con unas personas y otras veces querrás hacerlo con otras, y no pasa nada.

Seguramente también te has dado cuenta ya que existe un reducido número de personas cuyo contacto no rechazas, incluso toleras mucho más. Confía en esas personas, búscalas cuando las necesites, habla con ellas cuando sientas la necesidad, y delega en ellas las cosas más engorrosas como las llamadas o los mensajes, de modo que tú puedas tomar cierta distancia con todo lo que te está hiriendo.

Tampoco es necesario que expreses tu dolor ante otras personas si no quieres hacerlo. Lo importante es que seas capaz de expresarlo de alguna manera, y si te sientes más cómodo o tranquilo escribiendo, dibujando o grabando notas de voz, ¡no te reprimas!.

3. Pautas cognitivas

Durante un tiempo estarás confuso y desorientado; es algo frecuente y puedes tardar un tiempo en salir de ese estado. Y por este motivo no debes ser tan exigente contigo mismo, no funcionarás igual de bien que antes de tu duelo y es algo normal, nadie te va a exigir que lo hagas.

Es importante:

  • Tener claro que nuestas capacidades estarán interferidas durante una temporada, por esta razón no podrás realizar todo lo que hacías antes con la misma agilidad. No te metas presión, no es momento de exigirte tanto ni de tomar decisiones, date tiempo.

  • Intenta evitar toda la información posible sobre la actualidad del coronavirus, experiencias o situaciones que te recuerden el trauma que acabas de vivir, o todo aquello que en general te hace daño por estar hundiendo el dedo en la llaga. Céntrate únicamente en aquello que te traiga sosiego y tranquilidad-

  • No te plantees objetivos a largo plazo. No sabes cómo evolucionará tu duelo ni cómo serán tus circunstancias en un tiempo en adelante, así que es mejor que vivas el día a día: intentar mantener uns rutina de actividades domésticas, horarios de comida y descanso y algo de actividad física, es más que suficiente. Ya llegará la ocasión de hacer nuevos planes.